jueves, 14 de agosto de 2008

Delicias culinarias: Pizzas a la parrilla

Lo que empezó siendo un experimento terminó siendo un gran éxito la noche de mi cumpleaños: pizzas a la parrilla. Para prepararlas hay que primero precocer las prepizzas en el horno hasta que tomen consistencia suficiente como para manejarlas sin que se desarmen, justo cuándo empiezan a dorarse (si van a tomarse el trabajo de hacerlas a la parrilla, también tómense la molestia de amasarlas!!! van a quedar mucho mejor...). Con las brasas listas, hay que poner las prepizzas al revés* sobre la parrilla, para que se caliente la superficie que estará en contacto con el queso. Una vez que se siente el calor del otro lado de la pizza, hay que darla vuelta y echarle la salsa, el queso (cremoso y muzzarella), y todo lo que uno quiera (huevo duro, roquefort, cebolla y/o cantimpalo, elijan), y taparla* con algo mientras todo se derrite (una chapa, por ejemplo). Y listo!

* Estos dos puntos son esenciales y fueron aportados por un amigo en el momento, a mi no se me habían ocurrido...

viernes, 8 de agosto de 2008

Frozen Bariloche

Yeap: por tres días consecutivos la situación a sido "tormenta de nieve->helada->más nieve" (salvo esporádicas salidas del sol). Son las condiciones que me gustan: todo está absolutamente congelado, y la sopa post-nevada ni se asoma. Lo malo es que el pase de residentes en el cerro recién sirve desde el lunes (fin de temporada alta), y pasar de un veranito brasileño a temperaturas bajo cero ha dejado sus huellas en mi garganta...

martes, 5 de agosto de 2008

¿Literatura fantástica?

En el último par de meses leí dos clásicos de la ficción de mediados del siglo XX: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, y 1984, de George Orwell. Más allá de ser muy buenos libros (los recomiendo fuertemente), me llamó la atención lo relacionados que están, a pesar de que a primera vista el trasfondo de las historias no puede ser más distinto. Mientras en uno la vida transcurre en la frivolidad de un mundo donde el consumismo es el dios, en el otro el Gran Hermano representa el límite último del totalitarismo "comunista". Y sin embargo ambos tratan de lo mismo, de cómo el eliminar al individuo y hacerlo ser parte de la "masa" lo hace controlable. No importan los medios con que se logre, el quitarle a una persona su individualidad y fundirlo con algún grupo equivale a controlarlo (y lo peor es que en la mayoría de los casos esa persona lo hace contenta y de motu propio). No sé quien lo dijo, pero es totalmente cierto: el ser humano es inteligente, pero la masa es estúpida.
No quiero arruinarles la lectura así que no puedo extenderme más sobre los argumentos de los libros, pero al terminarlos (a ambos) me queda flotando una idea macabra: cualquier semejanza con el mundo actual (y especialmente con cierto país del hemisferio norte) ¿es pura coincidencia?